lunes, 24 de septiembre de 2018

Presentación en Machalilla


La tercera presentación de mi libro la realicé en la parroquia Machalilla. Una tarde y noche hermosa junto a varios lectores que encontré. 

Gracias a todos ellos porque El amor en tacones sigue conectando con muchos.


sábado, 22 de septiembre de 2018

Participación en peña literaria


Gracias a los organizadores por haberme incluido en la Peña Literaria como previa al encuentro de literatura Papagayo K.

Fue una noche llena de arte y mucha literarura.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Los libros en mi vida

Imagen tomada de https://www.pinterest.es/pin/543668986257908471/ 



No tengo presente mi primer recuerdo de infancia, pero en los que tengo de mi niñez, siempre hay libros cerca. Cuando fui creciendo, mi mamá nunca se preocupaba por tener un televisor nuevo (seguimos teniendo el mismo que mi papá compró en 1998), es más, ella los odiaba. Si yo miraba atenta a un programa, ella se preocupaba por mi cerebro e insistía en que deje de ver para no "dañarlo", a lo que le doy razón, pues me suele gustar el conocimiento inútil.



En casa siempre hubo una actualización de enciclopedias y cada año mi mamá se preocupaba por tenernos libros distintos, nuestras afinidades eran notorias y de acuerdo a ellas nos regalaba libros para construir a partir de nuestros gustos. A mí mamá no le gustaba el internet, ni se apuró por darnos un celular, es más, mis hermanas y yo fuimos las últimas en nuestro grupo de amigas en tener uno. No sé cuáles son los programas que mi generación vio, porque nunca los vi, pasábamos revisando enciclopedias, jugando ajedrez y escuchando la radio, aquella que sigue siendo mi compañera.



Recuerdo a mi abuela decir alguna vez que mi mamá compraba muchos libros; en otra ocasión, mi mamá contaba que a los vendedores de libros mi abuela les decía: “aquí se necesita leche no libros”. Recuerdo pasar horas y horas pasando páginas y viendo dinosaurios, aprendiendo de ecosistemas, de las guerras y de las fechas en que ocurrieron.

 Hubo un libro que revisé tanto que terminó deshilachado: "El libro de los hechos insólitos", había tantas cosas raras allí, que terminaron siendo normales para mí. Mi infancia no fue la mejor, no sé lo que es viajar por el mundo, pero siento que conozco mucho, no sé lo que es tener todo, pero sé lo que es padecer de todo, menos de sueños. 



Nunca fui “normal”, quienes me conocen saben que me gustaban las cosas raras y decía cosas que capaz no iban acorde al resto de niñas de mi edad. En la adolescencia, me quitaron algunos libros en clases de física, pero no mis conocimientos sobre los presidentes del Ecuador; también aprendí hacer los mejores diseños de bordados desde los libros que tenía al alcance.



En la actualidad en mi casa no se ve televisión desde hace 2 años, nuestro televisor del 98 falló y a ninguna le interesó comprar otro más, pero todos los meses compramos libros, muchos, si estamos de ánimo vemos una película en netflix, si no, cuando estamos juntas todas queremos trasmitirle a la otra lo último que aprendimos o leímos; conversamos de libros y emociones, de sueños y aprendizajes. Siempre tuvimos la mente traviesa y hubo un libro cerca para tranquilizarla.

martes, 4 de septiembre de 2018

Irse

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¿Te ha tocado alguna vez irte? Salir de tu hogar, separarte de todo lo que conocías, por el simple hecho de que toca crecer, ser alguien. Para aquellos que les ha tocado, conocen muy bien el sentimiento que embarga irse de su casa, de la comodidad de los suyos, de todo lo que conoces. Pero no todo es malo, sé que es lo mejor que podemos hacer para crecer y vivir.

Somos pequeñas plantas, alrededor de una gran mata que nos da nutrientes y fortaleza; una tierra fértil que protege y nutre, pero al irnos nos arrancan de esa tierra, somos la misma mata en una maceta nómada, lejos de los nutrientes, en ese momento descubrimos cómo sobrevivir.

Crecer para ser fuerte, independiente, libre. Envueltos en un torbellino de colores y sensaciones, que jamás habíamos visto, sintiendo cosas diferentes.

Lejos de todos tienes la opción de volverte a amar y consentirte, conociendo los más oscuros rincones de tu alma y volverle a dar luz a esos espacios; percibir el presente como un regalo, el pasado como una enseñanza y al futuro tan anhelado restarle importancia; lejos, tu sonrisa depende de ti.

Percatarse que existe más mar que solo tu playa, más bosques, más manglares, más ríos, más desiertos, que solo los que conociste; percibir más liviano el aire cuando respiras y volverte más diáfano en el camino que va lejos de casa.

Toca irse y cuesta, pero es allí donde más amas tu hogar y las personas que están en él; ser responsable de tu felicidad. Toca irse y regresar porque no hay nada más hermoso que encontrar el retorno al hogar.