jueves, 13 de septiembre de 2018

Los libros en mi vida

Imagen tomada de https://www.pinterest.es/pin/543668986257908471/ 



No tengo presente mi primer recuerdo de infancia, pero en los que tengo de mi niñez, siempre hay libros cerca. Cuando fui creciendo, mi mamá nunca se preocupaba por tener un televisor nuevo (seguimos teniendo el mismo que mi papá compró en 1998), es más, ella los odiaba. Si yo miraba atenta a un programa, ella se preocupaba por mi cerebro e insistía en que deje de ver para no "dañarlo", a lo que le doy razón, pues me suele gustar el conocimiento inútil.



En casa siempre hubo una actualización de enciclopedias y cada año mi mamá se preocupaba por tenernos libros distintos, nuestras afinidades eran notorias y de acuerdo a ellas nos regalaba libros para construir a partir de nuestros gustos. A mí mamá no le gustaba el internet, ni se apuró por darnos un celular, es más, mis hermanas y yo fuimos las últimas en nuestro grupo de amigas en tener uno. No sé cuáles son los programas que mi generación vio, porque nunca los vi, pasábamos revisando enciclopedias, jugando ajedrez y escuchando la radio, aquella que sigue siendo mi compañera.



Recuerdo a mi abuela decir alguna vez que mi mamá compraba muchos libros; en otra ocasión, mi mamá contaba que a los vendedores de libros mi abuela les decía: “aquí se necesita leche no libros”. Recuerdo pasar horas y horas pasando páginas y viendo dinosaurios, aprendiendo de ecosistemas, de las guerras y de las fechas en que ocurrieron.

 Hubo un libro que revisé tanto que terminó deshilachado: "El libro de los hechos insólitos", había tantas cosas raras allí, que terminaron siendo normales para mí. Mi infancia no fue la mejor, no sé lo que es viajar por el mundo, pero siento que conozco mucho, no sé lo que es tener todo, pero sé lo que es padecer de todo, menos de sueños. 



Nunca fui “normal”, quienes me conocen saben que me gustaban las cosas raras y decía cosas que capaz no iban acorde al resto de niñas de mi edad. En la adolescencia, me quitaron algunos libros en clases de física, pero no mis conocimientos sobre los presidentes del Ecuador; también aprendí hacer los mejores diseños de bordados desde los libros que tenía al alcance.



En la actualidad en mi casa no se ve televisión desde hace 2 años, nuestro televisor del 98 falló y a ninguna le interesó comprar otro más, pero todos los meses compramos libros, muchos, si estamos de ánimo vemos una película en netflix, si no, cuando estamos juntas todas queremos trasmitirle a la otra lo último que aprendimos o leímos; conversamos de libros y emociones, de sueños y aprendizajes. Siempre tuvimos la mente traviesa y hubo un libro cerca para tranquilizarla.

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